lunes, enero 10, 2011

Corriendo por ahí: EcoTrail del Etna

Siendo un hábito adquirido en los últimos tiempos corretear por senderos de las islas, una vez que sales, ¿por qué no buscar posibilidades en esos lugares que uno visita?

La estrategia es sencilla, cuando sabes el lugar al que te desplazas, buscar posibles carreras que tuvieran lugar en las fechas en las que estaría allí. De esta forma el pasado verano tuve ocasión de participar en el EcoTrail del Etna en Sicilia, una de las pruebas que forman parte del circuito de la isla italiana. Además me permitió conocer localidades que difícilmente habría conocido de otra forma, al salirse de los circuitos más turísticos. La carrera partía de un refugio no lejano de Sant'Alfio, y buscando alojamiento vía google maps, encontré Villa Dagala una casona que los propietarios comenzaron a utilizar como casa rural o agriturismo, como dicen los italianos, poco más de un año antes. Un lugar muy tranquilo y realmente próximo al mar y al Etna.

Llegando la víspera de la prueba, nos acercamos a la entrega de dorsales viviendo el curioso episodio de no encontrar a nadie que tuviera idea de la misma hasta unos cuarenta minutos después de la supuesta hora de comienzo de la entrega de dorsales. Luego aparecería el carismático Aldo.

Tras la pequeña presentación que incluía la presencia del alcalde, el cual por cierto no se cortó un pelo en responder al teléfono mientras presentaba la misma, optamos por acercarnos a las localidades costeras cercanas a Catania. Fue toda una experiencia de conducción llegar a Aci Castello con el objetivo de hacer la cena de la pasta para el día siguiente. Pese al intrincado lío de carreteras, señales escondidas, caídas, o ilegibles y tráfico exagerado, de alguna forma llegamos y
tras dar alguna vuelta optamos por una pizzería con vistas, que pese a lo buena de las pizzas tenía un encargado con tan poca educación que abroncaba a sus camareros. La vuelta se alargó un tanto por el increíble tráfico que se monta junto a la costa los viernes y sábados por la noche.

Por la mañana los "cornetos" rellenos y preparados por los caseros para afrontar la subida y bajada sobre las laderas del Etna. El recorrido era de unos 18 km, con una primera parte bastante suave y llana rodeando algunos pequeños cráteres entre un bosque de abedules. Tras este paseito en el que Allan se extrañaba de lo tranquilos que iban los locales, ya se nota el calor, que si bien no es excesivo recalienta. Arrancaba la subida, que conforme ascendía mostraba un paisaje que hacía recordar el paisaje más a los terrenos volcánicos de casa. Terreno en ascenso, beneficiaba mi ritmo y empezaba a rebasar a corredores de llano. La parte más alta del recorrido se convertiría en un risco por el que transitar
con vistas a la izquierda de las impresionantes zonas de lenguas de lava. Desde ahí comenzaría una zona de llaneo y algo de picón hasta llegar a un pequeño repecho que me hizo pensar que ya se terminaba el ascenso.





Con esa ilusión de haber finalizado la subida me lancé disfrutando por una fuerte bajada piconera siguiendo la estela de otro corredor. Tal fue el disfrute que acabamos un buen grupo detenidos al descubrir que el barranquillo por donde descendíamos acababa en un salto demasiado alto como para que fuera parte de la ruta. Vamos que todos nos habíamos pasado alguna de las señales del recorrido, y estaba claro que habría que retroceder y buscar en el lomo de la derecha o de la izquierda.






Tocaba pues volver hacia atrás en ascenso y por suerte después algún minuto de dudas y ver que la mayoría subían por la derecha, observé que por la otra ladera ascendía una persona que creía recordar que había hecho el recorrido el día anterior, así que hice caso a mi memoria y tras remontar un buen pedazo pude volver a encontrar el sendero. Nos esperaba ahora sí continuar el descenso hasta enlazar con las pistas llanas del principio, donde dos triatletas (por lo que decían las camisetas) me pasarían corriendo. Cuando un tercer corredor ya se disponía a adelantarme, tuve fortuna de llegar a la leve subida del último kilómetro que me permitiría volver a distanciarlo, antes de coger el asfalto que me enfilaba hacia la llegada donde ya Allan esperaba desde más de veinte minutos antes. Al final él quedaría segundo y yo tan contento con mi 19 puesto, quinto en mi categoría. El calor no se hizo notar mucho así que tras reponer y esperar a todos preguntamos por recomendaciones para comer y acabamos en Ai Vecchi crateri un bonito y coqueto hotel rural con restaurante donde no tuvieron problema en atendernos tarde.

Pese a que no forme parte de la prueba deportiva, la cercanía de Sant'Alfio a distintas zonas nos llevarían al día siguiente a dirigirnos a Taormina con una previa y refrescante parada en la Gola de Alcantara, tras pasar por zonas de viñedos y ver como el Etna humeaba desde Castiglione di Sicilia. Ya por la tarde visitando laa bonita pero exageradamente turística Taormina, donde respirar cuesta dinero. Para cenar seguimos una recomendación local no muy lejana a Taormina en la Locanda La Scogliera en Sant'Alessio Siculo. Sencillamente espectacular. Comimos lo que la señora quiso, nos habló Aristide de lo que le pareció en dialecto, pero no hubo nada que no estuviera de rechupete.

Al día siguiente dejaríamos la zona, y dejo para otro día comentar otros lugares para dormir, comer y visitar de Sicilia

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