lunes, noviembre 02, 2009

K42 Sáhara 2009

Si bien un gran aliciente de la K42 Sáhara al apuntarme era el lugar, las experiencias vividas en estos escasos dos días de práctica deportiva y convivencia cultural con nuestros anfitriones han superado cualquier expectativa previa.



El trato ha sido muy cálido desde el recibimiento en el aeropuerto hasta la despedida en el mismo aeropuerto apenas dos días más tarde. Entre tanto muchas horas de convivencia con el colectivo Alter Forum en la zona denominada Sabor del Sáhara, donde pudimos disfrutar de su música y costumbres, compartir la hora de la comida, socializar acompañados de un té, ver la puesta de sol, y contemplar las estrellas antes de por la noche descansar en las jaimas.

En cuanto a la prueba, tuvimos la suerte de contar con la presencia de los fundadores de la K42 Patagonia, y representación de los patrocinadores que llevarán a los ganadores tanto de la K42 Sáhara como de la K42 Gran Canaria a la prueba de Patagonia este mes de Noviembre. Ya hay quienes están planeando organizar la expedición para Patagonia en 2010 ...

Pese al atractivo de la posibilidad de ganar un billete para la K42 Patagonia, 2009 además de la oferta cultural y gozar de la carrera entre las dunas, sorprendía que la expedición no fuera más numerosa en la mañana del sábado. Para evitar en lo posible el calor, la hora prevista por Pablo y Gilberto tanto para la prueba larga como la corta era las 7 de la mañana, si bien, esperando a los corredores locales que venían por la mañana desde El Aaiún, la salida tuvo lugar poco después de las 7 y media. Para los primeros siete kilómetros nos avisaban de la presencias de dunas y de que algunos de los puntos de paso estarían sobre esas bonitas dunas. Se presentaban divertidos.



Tras la salida (puedes ver la foto hecha por Cristo, todos con turbante), las primeras sensaciones al salir del campamento eran que los locales habían salido disparados detrás de Andrea, otro compañero de la expedición, canaria que si bien de origen italiano italiana, reside desde hace unos años en Gran Canaria. Tras ellos trotábamos a cierta distancia Fernando González, Javi Medina y yo, que sabíamos que nos esperaban unas horitas para completar los poco más de cuarenta kilómetros. A pocos metros detrás de nosotros corría el resto de la expedición canaria, con Ina una vez más siendo la alegría de la prueba.

Por suerte las dunas tenían espacio llano entre ellas, así que a pesar de tener que subir unas cuantas, no fueron excesivamente incómodas, y la arena, teniendo cuidado sobre donde pisar y con el invento del calcetín recortado, apenas entró en mis zapatillas. El ambiente que acompañaba a esa hora, junto a la suave brisa y la vista con la luz de la mañana del reguero de dunas que nos rodeaba era espectacular. Empezaron a sonar los primeros "¡Somos ricos!" en nuestro grupo.

Tras adelantar a unos pocos corredores de la media que no habían calculado la velocidad de inicio para esa distancia, llegamos primer control alrededor del kilómetro 7 donde pudimos apreciar que cuatro corredores locales aventajaban unos pocos metros a Andrea, esa sería más o menos el resultado final. Andrea fue el primer clasificado de nuestra expedición en quinto lugar, mientras que la vencedora absoluta femenina fue Yurena Castrillo. En ese punto, donde Cristo nos controlaba, también supimos que nosotros éramos los primeros de la carrera larga, tras unos 35 minutos. A partir de ese punto el terreno se convirtió en una serpenteante pista con zonas más pedregosas que otras y algunas lenguas de arena que la borraban, ya que el viento de vez en cuando obliga a las pistas a modificar su trazado. De esta forma nos dirigiríamos hacia la costa sorteando las dunas por un terreno que sólo al final permitiría aventurar la presencia del mar.

En ese trayecto hasta el kilómetro 18 Fernando, empezó a irnos metiendo unos metritos con su ritmo que parecía casi sin querer. En uno de los avituallamientos Javier también se me escapó unos metros y como ya me veía trotando mucho rato a solas por lo que decidí alargar la zancada para ver si me llegaba el resuello para recuperarle la estela. Cuando llegué a su altura, mantuve y pude sacarle unos metros hasta la playa donde la belleza y las impresiones corriendo sobre la inmensa llanura de arena impoluta, donde sólo podríamos ver las huellas de Fernando y de un par de jeeps del avituallammiento, no paraban de sugerir múltiples sensaciones.

En el control de la playa Javier me recuperó los metros que le había sacado de ventaja, con Fernando apenas un par de minutos por delante de ventaja después de aproximadamente hora y cuarenta minutos para cubrir esos 18 kilómetros. Comenzaba el retorno hacia el campamento repitiendo los primeros kilómetros hasta llegar a un punto donde haríamos un rodeo y cubrir de esa forma los más de cuarenta de la prueba.

En los primeros kilómetros de vuelta nos cruzamos con el resto de corredores de la prueba de larga distancia, y poco después hubo un momento en que Javier apretó un poquito justo en el momento que estaba sintiendo una cierta incomodidad que acabaría por hacerme parar, vamos un apretón.;) Cuando regresé a la pista el punto rojo de Javier se había alejado unos buenos cientos de metros y no tardé mucho en sentirme algo desmotivado. Por detrás no me venían presionando, por delante no veía fácil recuperar la segunda posición, así que las ganas de trotar estaban después de dos horas algo bajas, y empezó el trotar-caminar que duraría unos cuantos kilómetros. Mientras aprovechaba para comer algo, contemplaba con más atención el paisaje, las aves que me acompañaban, las formas de las dunas y los sonidos con el fin de volver a recuperar la tranquilidad, ganillas y animarme de nuevo a mantener el trote durante kilómetros.

Hubo en esos momentos de soledad sensaciones de ensueño, de repente entre las dunas distinguías el techo de la jaima, que señalaban el próximo avituallamiento. Conforme te acercabas salían de ellas mujeres enfundadas en su traje tradicional para acercarse a ti y ofrecerte la bandeja repleta de dátiles. Pensabas si esas imágenes eran reales o estabas soñando, te pellizcabas, pero rápidamente confirmabas que no era un sueño o los trajes tradicionales taparían menos ;)

Ya cerca del último control comencé de nuevo a trotar más que caminar, y aunque seguía sin ver a Javier y nadie aparecía por detrás, empecé a motivarme con la idea de no pasar mucho de las cuatro horas. Tras el último control, donde me confirmaban que iba tercero, me esperaba una recta de quizás poco más de un kilómetro antes de girar noventa grados y distinguir ya el campamento. Se veía lo suficientemente pequeño como para tener claro que no eran ni uno, ni dos, ni tres los kilómetros que restaban, con además la brisa en contra.

Pese a todo, estaba animadillo y el trote ya era bastante continuo. Empecé a ver además el punto rojo a lo lejos de la camiseta de Javier, que distaba al menos un kilómetro. Se presentaba difícil alcanzarlo. Y nada, con paciencia y traqulidad nos fuimos acercando al arco de meta. Desde la distancia pude incluso ver a Javier enfilando la meta, pero no me desanimé sino que por el contrario la vista cada vez más próxima de la meta me alegró la zancada y el ritmo no paró de subir, e incluso a la vista del cronómetro aceleré aún más motivado simplemente por intentar que no llegara al minuto 18, Así que entré todo lanzado, al menos para mí, a poco más de cinco munitos de Javier en 4h17' y no sé cuantos segundos. Por supuesto que muy contento, más si cabe porque aunque el terreno era mucho más favorable que en la K42 Gran Canaria, había rebajado mi tiempo con respecto a esa prueba en casi hora y media.

Fernando, sin presión de perseguidores apenas necesitó 3h42' para completar el recorrido. Los últimos cerrarían la llegada pasados pocos minutos de las seis horas. La llegada del Estrella, la ganadora femenina, fue además impresionante ya que la acompañaban dos camellos en esos últimos metros.

La jornada deportiva concluía, y nuestros anfitriones aún nos preparaban la convivencia cultural para el resto de nuestra convivencia, que tendría como colofón final la carrera infantil en el Aaiún el domingo por la mañana con multitud de caras llenas de sonrisas de niños y mayores.


Un consejo, ¡no dejen pasar la próxima!



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1 Comments:

Blogger Cristo Socorro Artiles said...

Muy bonita la crónica. Un placer compartir contigo la experiencia.

Un saludo.

4:36 p. m.  

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