domingo, agosto 14, 2011

Dos caras del Aneto 2011




Ante todo agradecer la gentileza de Zona Boxes, Rungosay y Trangoworld, ya que esta crónica comienza en el sorteo de la TTT de Diciembre pasado, donde tuve la suerte de obtener una inscripción para el Trail del Aneto.

Entre las diversas pruebas, elegí la intermedia. Para empezar las vacaciones no me apatecía aventurarme con una prueba de 96 km en autosuficiencia donde seguro que me pillaría la noche, así que opté por los 67 km de la "Dos caras del Aneto". No conocía Benasque, y con la excusa de la carrera, podía aprovechar unos días de vacaciones por la zona. Pero me dejo de otras historias y me centro en la carrera.

Acostumbrado a la recogida de dorsales en días antes a la prueba, resulta una novedad que los recojas el mismo día de la carrera un par de horas antes de salir. El horario también era para mí novedoso, salir a las 11 de la mañana no obligaba a madrugar o trasnochar como en las pruebas ultras canarias. De todas formas como la prueba larga partía a las 8, me acerqué a ver la salida de otros canarios tanto de Arista (Paco Ricart y Jose) como de Vandama XTrail (Fran y Martín). Tras animarlos en la salida desayuné tranquilamente sin llenar demasiado el buche, ya que el tiempo sobraba. A las 9 podía por fin recoger el dorsal, con la cartografía y la mochila de obsequio (Trangoworld TX 10), antes de comenzar el ritual de autorevisión del material y vestirme para la ocasión. Como había visto la salida de las 8 conocía el protocolo de verificación antes de acceder a la zona de salida. Sobre las 10:30 ya estaba todo preparado y revisado, con poco más que hacer, decidí ponerme en la breve cola de verificación y acceder a la zona de presalida. La persona que me controló, lo primero que hizo fue comentar que llevaba una mochila ligera, el peso mínimo sin agua debía ser de 1.9 kg, y la mía pesaba 4 con el agua, si bien no llevaba dos litros de agua, ya que siguiendo los consejos de Fermín, sabía que sobraban puntos en el camino para beber y rellenar. Ante la duda me hizo mostrarle gran parte del material, eso sí, no comprobó que llevaba las calorías mínimas exigidas (llevaba realmente algo de más). El siguiente participante en mi cola, tuvo más problemas, su mochila pesaba 2.6 kg, y al empezar a verificarle el material le comentó que lo que llevaba no era un forro polar sino una camiseta térmica, y que no era válido. Ignoro lo que pasaría luego, en cualquier caso hay tiendas cercanas para no tener problemas.

Se acercaba la hora de salida, tenía el rutómetro a mano, había visto la ruta con google earth, pero no llevaba gps ni pensaba que fuera a ser grave. Había anotado los parciales del año anterior del Fermín, de Laura Barrera, y siendo optimista del ganador y el 10º clasificado. Si las cosas me van bien mi tiempo suele rondar un 50% más que el ganador. Por lo que si en 2010 ganaron con poco más de 8 horas, estimaba por tanto 12 horas para acabar. Sin embargo por la distancia creía que podría hacer menos, si bien el desnivel, el terreno, la falta de avituallamiento y la no señalización, suponía que podía hacer que todos fuéramos algo más lentos ... Todo estaba por descubrir, y mi mayor automotivación era disfrutar e intentar bajar de las 11 horas para no tener que hacer uso del frontal. Además el cielo estaba azul, aunque la previsión era de posibilidad de agua por la tarde.

Arrancaba la carrera por las calles de Benasque, para todos presentes de los aldederor de 250 inscritos. Un suave ascenso nos dirigía la carretera general que acompañaríamos unos minutos. Con tantos corredores, el rutómetro ni se miraba, me limitaba a seguir al mogollón. Coincidía en el trote con un palmero, que me reconocía por la bandera canaria del maillot, antes en la presalida otro compañero de Tenerife Trail (Agustín si no me equivoco), y participantes de alguna edición de la Trans. Siguiendo con el suave ascenso, poco más tarde nos separábamos de la carretera, se estrechaba un tanto el sendero y surgían algunas piedras. De nuevo pista, y en las cercanías del embalse, seguía a los corredores precedentes que tomaban un sendero más empinado pero que recortaba distancia con respecto a la pista. Coincidí en ese momento con un andaluz que también planeaba llegar sobre las 11 de la noche.

Aparecía el primer punto de control, Senarta, y al mirar el reloj, habían pasado sólo 38 minutos. Desde ahí debía empezar el ascenso más suave hasta Coronas y luego hacia los algo más de 2700 metros de altura de la degollada de Vallibierna. Era subida, y suele ser donde más disfruto, así que a por ella. Tras unos cientos de metros de suave subida primero por cemento y luego pista, un fotógrafo marcaba el sendero a la derecha que significaba una pendiente más acusada entre árboles. Pensando en la bajada, veía el terreno bastante cómodo (jeje, luego ahí tendría el mayor tropezón bajando que me haría deslizar unos metros sobre la mochila).



Conectaba más arriba de nuevo con la pista, y nos sorprendía ver que un corredor venía trotando por la pista con el comentario "se puede elegir la ruta" (algo contrario al reglamento, pero cada uno con su historia). La pista seguiría con suavidad hasta el siguiente punto de control, donde llegaba superando en unos minutos la hora y media. Tanta pista me hacía ver con optimismo la bajada, era zona favorable sin ser muy técnica para fortuna de mis tobillos, otra cosa serían las sensaciones luego. Ya en la pista poco antes habían aparecido algunas caídas de agua donde, bebía y refrescaba gorra y cabeza, ya que el día estaba azul, y si bien el aire no era caliente, la carrera sería larga. En el camel llevaba sales, y usaba una cacharra para beber y refrescar la cabeza, pensando en recargar al bajar el camel.



Tras Coronas, desaparecía la pista y comenzaban a aparecer las piedras, la subida se iba haciendo más exigente, los árboles comenzaban a desaparecer, y el paisaje a cambiar. Me sentía a gusto, comiendo y bebiendo en previsión. Mientras comenzaba a hacer cábalas sobre el tiempo con que llegaría a la degollada, recordaba que Laura había rondado las 3 horas 30 y el décimo clasificado las 3 horas. No faltaba tanta distancia, me antecedían un nutrido grupo, pero asumía que el camino debía guardar sorpresas. Y las hubo, en algunos tramos el camino no estaba "bien barrido" y consistía en ir saltando de una a otra de piedras de notable envergadura, lo cual hacía el avance más lento. Sobre las 2 horas y veintipico escuché un volador, o creí escucharlo, y pensé que podría indicar el paso del primer corredor por la degollada (la salida la marca un volador, así que no sería tan extraño). Probablemente en unos minutos tendría que cruzarme con ellos en su bajada. Efectivamente poco después de pasar la zona de pedrolos más larga, surgía el líder de la carrera. Con optimismo quise pensar que la cota no estaba tan lejos, y poco después conseguía ver las figuras en la degollada. No quedaba tanto, aunque se vieran chiquititos. Ya próximo, pude ver que quienes me antecedían iban en una dirección, mientras que quienes bajaban usaban otro sendero, así que opté por la variante de quienes descendían al creer distinguir un mojón. El destino estaba claro, y aunque los mojones no cotinuaron, la dirección era buena. En el último trozo exigente coincidían senderistas recorriendo el GR-11 en dirección hacia Benasque. En cualquier caso me sorprendía que hubieran sido tan pocos los corredores con los que me había cruzado de vuelta, apenas una decena. La degollada estaba muy cerca, se veía el zig-zag pedregoso final, y tras el tramo esquivando a los que bajaban, sin muchos miramientos con quienes subíamos, me descubría en la degollada donde creía haber contado poco más de 30 corredores que me anticipaban en 3 horas. "Pues voy bien", me dije, ahora viendo los tiempos sé que apenas una decena bajó de las 2:50. Aunque sabía que en la bajada la cosa para mí sería más lenta. Hasta Coronas las piedras me harían ir con precaución porque mi tobillo derecho sigue sin estar fino tras el esguince. Pero no pasaba nada, antes de comenzar el descenso, me detuve unos segundos para mirar en las dos direcciones y contemplar el paisaje.



El camino hasta Coronas, era pues conocido, y tocaba encontrarse y animar a quienes venían por detrás en subida. Poco después de comenzar me cruzaba con Agustín (de Tenerife Trail), algo más abajo con Javier Santana y Jero. Mientras, me iban pasando corredores que bajaban más ligeros que yo y también la primera mujer. Tras Coronas en la pista esperaba ir mucho más cómodo en cuanto a tobillos, pero descubrí para mi sorpresa que no iba tan bien la cosa, si alargaba la zancada o aumentaba el ritmo, sentía tensión en la zona de la boca del estómago y me acababa obligando a parar. ¡Qué le íbamos a hacer! No conseguía seguir el ritmo de quienes me pasaban, tocaba mantener el trote ramplón, y procurar llegar a Senarta intentando no superar las 5 horas. Era casi el punto intermedio, el kilómetro 31. Por mi reloj llegaba minutos antes de las 5 horas. Creía recordar que iba casi copiando los tiempos del décimo clasificado del año anterior que había finalizado en 10:40. Eso significaría llegar a una hora "decente" a meta para ducharse e ir a cenar ...

Pese a la motivación, tras Senarta la pista hacia Vado no conseguí trotarla gran cosa. Era en su mayoría en ascenso, y en las zonas más favorables, el ritmo del trote me seguía pareciendo lento. Ese trozo me llevó algo más de tres cuartos de hora. Fue el trozo más solitario, y cuando por fin pude ver a otro corredor fue para equivocarme. Según mi previa consulta del rutómetro debía limitarme a seguir la pista en ascenso, en un punto un corredor tomó un sendero marcado con las señales del GR y me entró la duda. Le seguí, me paré, consulté el mapa, y estaba claro que por allí no era, si bien parecía ser un atajo. Volví atrás y me decidí a seguir la pista tal y como indicaba el mapa. Menos de cinco minutillos perdidos con la duda. La pista se transformaba en un zig-zag de asfalto en fuerte subida hasta el punto de control de Vado. El siguiente sector me debía llevar a Baños, por un sendero, perdiendo algo de altura.

En este sendero, algo más técnico, encontraba al corredor que había tomado antes el "atajo". Yo subía mejor, pero él conseguía recuperar en zonas más favorables, seguimos así hasta Baños, donde llegué sobre las seis horas y veinte. Poco antes adelantaba a un maratoniano con dificultades de visión al que acompañaba su guía. La zona de Baños es un tramo muy bonito de la carrera, entre arroyos y zonas bastantes llanas verdes, un lujo para los ojos de un canario. Como avisaron de que sería la última zona para obtener agua antes de la degollada de La Picada, bebí y me refresqué pero no rellené, dado que tenía aún bastante en el camel desde la parada que hice cerca de Senarta al bajar de Vallibierna. Por esta zona el sendero estaba claramente marcado por los corredores de la maratón, los primeros se habían cruzado conmigo a medio camino entre Vado y Baños, y ahora el gentío era notable. No habría pues problema en perderse :) El recorrido pasa el Hospital, y continua por un terreno bastante suave, excepto una pequeña ascensión. Unos 20 minutos después de pasar el control de Baños, tomaba el cruce que se dirigía a la Picada, llevaba 6 horas 40. En el primer tramo me encontraría a Ismael, que corriendo la maratón, casi me lleva de nuevo al fondo del valle. Luego comenzaría el zig-zag que debíamos hacer sin distinguirse aún claramente el destino final de la ascensión. Tras un buen tramo duro me llamaba la atención una carrera vertiginosa más arriba. Era salvador Calvo, el líder en ese momento y posterior ganador que ya bajaba hacia Benasque. Uno de los pocos de la cabeza de las tres pruebas que respondía a los ánimos. Es más, por zonas el sendero era estrecho y compartido entre todos los corredores, muchos olvidaban que no estaban solos.

La subida continuaba, los picos seguían viéndose altos, y la degollada no aparecía. Comenzaban a aparecer mis brazos en jarra, y gente de la maratón sufriendo a la que superaba. "Faltan dos repechos" dijo uno, "No te fíes" pensé que aún no ves la degollada, me cruzaba con el andaluz que ya bajaba, y Agustín que me había pasado en mi lenta bajada por la pista. Por fin se veían las figuras en la degollada, y arreando con energía llegaba en unas 7 horas 46. Tocaba recorrer a la inversa, creyendo (se me había mojado el papel con las anotaciones) recordar que seguía en tiempo de rondar las 10 horas 40. El trozo más empinado lo tramitaba en algo más de treinta minutos, y en algo menos de 8 horas 45 estaba en Baños. Tocaba un repecho inicial por sendero, con terreno más favorable tras Vado principalmente en pista en descenso, aunque asumía que seguiría incómodo en el trote. No se me iba a hacer de noche. Se confirmaba, pese a todo el trote siguió siendo lento. Me adelantarían unos cuatro corredores de mi carrera en el descenso hasta meta. Llegaba a Senarta cuando aún no había llegado a las 10 horas. Si era capaz de seguir trotando aceptablemente, rondaría los 40 minutos. Trote cochinero, pero trote, la luz era suficiente, los caminos ahora eran más solitarios, y así son las cosas, pese a haberlo hecho por la mañana, me pasé un cruce de un sendero y llegué a una carretera. "¿Vuelvo o me fío pensando que conecta de nuevo?" Vuelta, y otro par de minutillos de nuevo perdidos por despiste, y ya corriendo paralelo a la carretera. "Ya no hay pérdida" Paso junto al cruce de Cerler, "Entre dos y tres kilómetros". Poco después el cartel marca los dos kilómetros a Benasque.

Me puse a talonar para animarme. Aún no se ven las casas. En una de esas rectas se escucha una flauta, toca para mí. ¡Qué bueno! Ánimos para ti también, te aplaudo y gracias. Distingo unas farolas, pero no hay casas, aún no es benasque. Acercándome a ellas, parece distinguirse un tejado más abajo. Sí es Benasque. Una curva y se ven las casas. "Falta poco, disfruta" me digo. Dos corredores me anteceden, sospecho que son de la maratón, les puedo dar caza, miro los dorsales y efectivamente, lo son, así que los paso para intentar que mi equipo fotográfico particular no me saque tapado. Lo único que como está en prácticas, sin flash.



Arco de triunfo, control de chip. Miro el reloj, y no llega a 10h 40. A gusto. Me pongo a comer melón y sandía, siento necesidad de beber, la sensación de que el agua del camino no saciaba la sed. Una cerveza, un isostar, agua, un caldo, más fruta. Estiro, me ducho. ¡Qué lujo llegar a una hora en la que te puedes dar un homenaje de cena cerquita de la zona de llagada en el restaurante Bardanca ... olla benasquesa, chuletas de cordero, vino, más agua y postre.

Como resumen puesto 43º en la general, 9º en mi categoría, y primer clasificado de mi casa :). Viendo los tiempos en las subidas empleé unas 5 horas 55 por las 5 del ganador, y en las bajadas 4 horas 44 por las 3 horas del ganador. Parece claro donde se puede mejorar ;)

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