domingo, octubre 27, 2013

Cracovia en blanco


 Tuve la fortuna de llegar a la ciudad una noche de diciembre que según el comandante  era la primera con verdadera temperatura del invierno que comenzaba, -12ºC.  Con los copos que habían caído días antes y la nevada de un par de días después, esta bella ciudad se me mostró en blanco.

Como turista la ciudad ofrece la riqueza de su pasado como capital polaca, con la fortuna de  no haber sido deteriorada durante la segunda guerra mundial, al contrario de Varsovia. La ciudad vieja es preciosa, con su enorme plaza del mercado, el singular mercado de los paños, y en mi caso al ser diciembre, también el navideño. En la colina Wawel está entre otras cosas el Castillo Real, con hermosas vistas del río y de la ciudad. Muy recomendable también  pasear por el barrio judío, Kazimierz, hoy aparente hervidero de pequeños cafés y negocios alternativos. Realmente esos días pasear requería hacer descansos porque el frío no hacía fácil pasar mucho tiempo fuera.


Con el tiempo libre que tuve, pude hacer algunas visitas y excursiones. Eludí visitar la zona de pago del Castillo Real durante el fin de semana, ya que había mucho movimiento de turistas, y aproveché para  visitar los apartamentos privados reales durante la semana. La visita resultó muy interesante, además de ocurrirme para mi sospresa que tuve una visita guiada con un guía sólo para mí. Nadie más había abonado la entrada para la visita de esa hora.  Algo parecido me ocurriría días más tarde en la visita a una de las atracciones turísticas
cercanas, las minas de sal de Wieliczka. Tras descender unos 20 pisos, la visita se divide en dos partes. En la primera, éramos dos grupos muy numerosos, donde resultaba a veces difícil poder escuchar las explicaciones por la  aglomeración. Llegado a un punto los guías comentan  que el que quisiera se podía ya marchar con el ascensor, y quienes tuvieran interés podrían visitar el museo del  interior acompañados de un guía. Sorprendentemente me quedé de nuevo solo.

Próximo a Cracovia hay otros destinos como Zakopane, un destino de esquí en invierno, Auschwitz-Birkenau, y las minas de sal.  Con el tiempo que contaba, la excursión que consideraba ineludible era Auschwitz-Birkenau. Resulta extraño visitar un lugar de que ha provocado tanto dolor, pero el ser humano tiende a olvidar el horror que provoca, ¿o no seguimos viendo episodios similares hoy en dia? La extraña visita a Auschwitz-Birkenau, me llevó en un minibus de con música relajante, al  a un lugar donde sufrieron y muchos murieron cientos de miles de personas, viviendo en condiciones penosas,  gracias al odio y la sinrazón. La zona es más fría que la propia ciudad, bajo mis abrigos y las múltiples capas me  resultaba complicado imaginar que se pudiera sobrevivir en pleno invierno con escasa ropa, higiene y comida.  La horrenda memoria del lugar contrastaba con la belleza que exhibía el paisaje tras la nevada de la noche anterior.  La pureza del blanco, cubría un lugar de negro recuerdo. Quizás la gran afluencia de turistas, su rumor ayudan a que los pensamientos no se queden anclados en las vivencias del lugar.


Por cambiar de contexto, como canario, la espectacular imagen nevada de la ciudad fue la repanocha la mañana que me atreví a salir a trotar antes del desayuno. Eso sí, bien preparado para el frío, pero sin riesgo a sancocharme. Flipante atravesar el parque Blonia completamente cubierto de nieve, y proseguir hasta el paseo junto al Vístula que casi estaba completamente helado. Sin palabras. 


En cuanto a comer, comparando los precios en España, resulta realmente económico, y pude disfrutar. Menciono mis experiencias. Muy económico con menú y carta el Bar Smak, no lejos de la plaza. Curioso el aviso en las mesas sobre la presencia de carteristas. Más próximo al centro, el acogedor sótano de Morskie Oko. Cerca de Wawel probé para una comida rápida la zapiekanka en Horoscope. También en la zona Pod Wawelem (no dejes de visitar el baño), con mucho ambiente local, música en vivo y grandes platos, y Chlopskie Jadlo donde siguiendo las instrucciones de Marga disfruté de la oferta de la sopa servida en pan, eso sí llegué algo tarde, y ya habían cortado la calefacción, y se notaba. En Kazimierz, muy coqueto Starka. La última noche visité Chata, con el fuego haciendo el lugar acogedor, rico y muy benos precios.

Por cierto, en el vuelo de vuelta de LOT por primera vez escuché "This is the captain speaking ..." con voz femenina.

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